Plantas tapizantes: opciones verdes para jardines secos o con poca agua
Si tienes un jardín donde el sol pega fuerte y el agua escasea, debes saber que hay soluciones verdes que pueden devolverle la vida a esos espacios secos de tu jardín.

El agua y el clima no deberían ser un obstáculo para un jardín hermoso. Cada vez más personas buscan maneras de crear pequeños espacios verdes de forma más sencilla y sostenible, ahí es donde entran en juego las plantas tapizantes. Estas plantas, también llamadas cubresuelos, transforman un espacio seco en un espacio lleno de vida.
El tiempo avanza y todo ha cambiado y la jardinería no se ha quedado atras, ya no se habla solo de tener flores bonitas o pasto recién cortado, cuando se piensa en jardinería se piensa en biodiversidad, adaptabilidad y sobre todo en ahorrar recursos y las plantas tapizantes se han vuelto parte de la esencia en este nuevo enfoque.
También es satisfactorio saber cómo una pequeña planta puede cubrir grandes áreas sin requerir mucho mantenimiento. Estas plantas hacen el trabajo por ti mientras disfrutas del resultado. Y lo mejor: hay opciones para todos los gustos, colores, alturas y texturas.
Estas plantas tienen funciones prácticas: protegen el suelo previniendo la erosión prematura, reducen el crecimiento de malezas e incluso ayudan a refrescar el jardín regulando la temperatura. En pocas palabras, son las aliadas perfectas para un jardín más inteligente.

Opciones populares de plantas tapizantes
Las plantas tapizantes son esas plantas que crecen de manera rastrera y que tienen la cualidad de cubrir grandes superficies del suelo. A diferencia del pasto, estas plantas no necesitan podarse de manera regular y su mayor ventaja es que necesitan menos agua, menos mantenimiento y resisten mejor al calor y frío extremo.
En lugares en donde casi no llueve y regar a diario es casi un lujo, lo ideal es buscar plantas que sobrevivan con lo justo y no exijan cuidados constantes. Elegir especies resistentes a la sequía ayuda a mantener nuestro jardín verde y sin tanto esfuerzo.
- Dichondra: Una de las más populares, forma una alfombra verde tan tupida que parece pasto natural pero sin tanto mantenimiento. Ideal para pisar y disfrutar descalzo.
- Zoysia tenuifolia: Tiene una apariencia suave y esponjosa, que dan ganas de acostarse sobre ella, esta especie necesita poca agua y es resistente al calor.
- Lippia nodiflora (o Phyla): Muy chaparra, aguanta el sol y hasta las pisadas de los niños, además florece con pequeñas flores blancas o lilas.
- Trébol enano: Es verde intenso, se adapta bien y es muy resistente y si tienes suerte, ¡quizás encuentres uno de cuatro hojas!
- Sedum (variedades rastreras): Perfectas para zonas más secas, no necesitan casi nada de riego y tienen un estilo diferente gracias a sus hojas carnosas.
- Tomillo rastrero: Además de cubrir el suelo, huele riquísimo cuando lo pisas, es una opción aromática y resistente.
- Ajuga reptans: Va de lujo en zonas más oscuras, ayuda a cubrir bien el suelo y en primavera da flores de color azul que te hacen sentir en un mundo de fantasía.

Cómo cuidarlas y aprovecharlas mejor
Aunque estas plantas son muy resistentes, no significa que puedas plantarlas y olvidarte de ellas desde el primer día. Al principio, sí hay que regarlas con constancia, asegurarte de que el suelo no se encharque y darles ese empujoncito que les permita hacer crecer sus raíces con mucha fuerza.
Otra cosa importante es preparar bien el terreno antes de plantar, nada de ponerlas “donde caigan”. Vale la pena quitar la maleza, trabajar la tierra con un rastrillo y si tienes a la mano un poco de composta o materia orgánica, ¡mejor aún! Eso nutre y ayuda a que las raíces respiren y se expandan sin problema.
Un truco que se ve increíble en jardines secos es mezclar tapizantes de diferentes alturas, texturas y colores. Por ejemplo, combinar tomillo rastrero con sedum y meter por ahí unas flores silvestres, ¿crea un jardín seco? sí… pero también colorido, lleno de movimiento y con un toque salvaje y encantador.
La verdad es que las plantas tapizantes son como ese secreto que todos los jardineros de clóset deberían saber. No hacen ruido, no son protagonistas, pero cuando las dejas hacer su trabajo, transforman el espacio por completo. Tener un jardín seco ya no es sinónimo de algo triste o apagado.
Claro, tampoco todo es color de rosa. A veces puede ser un reto encontrar la especie ideal para tu clima, o esa que te enamoró en Instagram o Pinterest resulta que no aguanta ni una semana en tu jardín. Pero ahí está lo divertido: probar, experimentar y observar. Es parte del proceso, y con cada intento aprendes algo nuevo.
Porque al final, de lo que se trata es de tener un espacio que se sienta tuyo, que funcione para ti y que puedas disfrutar sin estrés. Y si además ayuda a cuidar el agua, a reducir el trabajo y le da refugio a insectos benéficos, pues mira, mejor aún. Así que si estabas esperando una señal para darle vida a tu jardín seco… aquí la tienes.